Siempre vuelvo a este hotel en Silves debido a su personal amable y servicial. La primera vez que me alojé, me ofrecieron una bebida caliente, lo cual fue muy amable. Este lugar tiene Wi-Fi, aparcamiento fuera del sitio, un vestuario, zona de comedor al aire libre, área de picnic. Definitivamente volveré pronto.

Las habitaciones con un baño privado son muy espaciosas y perfectas. El personal es cuidadoso y muy amistoso, estaba allí cuando se le necesitaba. Ubicación: el hotel estaba cerca de la naturaleza, de las montañas.

Hostel cómodo y espacioso. Excelentes vistas de Silves.- Terrazas pintorescas.

Amabilidad y ayuda de Antonio y Elena.

Este lugar tiene una ubicación tranquila y cómoda cerca de la Catedral, con habitaciones perfectas, espaciosas y con baños privados, además cuenta con personal atento y servicios útiles como una nevera, horno y utensilios de cocina.

Tuve una experiencia maravillosa en un lugar encantador llamado Horta Grande en Silves. Desde el momento en que llegué, el propietario fue muy atento y amable, explicándome todas las actividades que podía hacer en el pueblo. Además, su madre nos sorprendía todas las mañanas con frutas frescas de su propio huerto para desayunar. Las habitaciones eran amplias y cómodas, con unas vistas increíbles de Silves. Las terrazas eran preciosas y el ambiente era acogedor. Antonio y Elena, los anfitriones, eran personas encantadoras que siempre estaban dispuestas a ayudar en lo que necesitáramos. ¡Recomendaría Horta Grande a cualquiera que quiera sentirse como en casa!

Nada, todo fue perfecto 😊

La habitación estaba bien equipada con 4 camas.

El hostel cómodo y amplio. Vistas únicas de Silves.Terrazas encantadoras.Antonio y Elena muy amables y serviciales.

El hostel es super cómodo, con habitaciones amplias y camas cómodas. Tiene una vista única de Silves y lindas terrazas. Antonio y Elena, las personas encargadas, son muy amables y te ayudan en todo lo que necesites.

Me sentí como en casa, no tuve ningún inconveniente.

El hostel es una pasada! Las habitaciones son amplias y las camas están súper cómodas. La vista de Silves desde las terrazas es increíble y el personal, Antonio y Elena, son más amables que nadie. Te ayudan en todo lo que necesites y te hacen sentir como en familia. Además, la fruta fresca del huerto de la finca para desayunar es una maravilla. No puedo esperar para volver y disfrutar de todas las actividades que ofrecen, como senderismo y golf. tienen una sala de ocio con juegos de mesa, ¡qué guay! En definitiva, este lugar es una joya escondida en la que te sentirás como en el paraíso.

El personal fue amable y atento, explicándonos todos los detalles sobre qué hacer en la ciudad. La ubicación era perfecta, ya que estábamos en el centro histórico y cerca del río.Las habitaciones eran amplias y cómodas, con una vista única de la ciudad desde las terrazas.Además, el desayuno ofrecía fruta fresca recogida del huerto, lo cual fue un detalle encantador.

Nada que decir.

Las habitaciones eran amplias y las camas eran cómodas. Antonio y Elena, los dueños del hostel, fueron súper amables y siempre estuvieron dispuestos a ayudarnos en lo que necesitábamos. Además, el lugar tenía unas terrazas preciosas con una vista única de Silves.

Quizás podría haber un baño más en el hostel, pero por el precio que pagamos, estábamos súper conformes.

Una estancia en Horta Grande fue como adentrarse en un mundo mágico. En medio de las instalaciones del hotel, me encontré con un jardín botánico que parecía sacado de un cuento de hadas. Con cascadas, senderos para caminar y miradores impresionantes, fue como estar en un paraíso tropical. Además, pude explorar una cueva misteriosa y pasear en una lancha de remos en su laguna subterránea, ¡una experiencia única! Como si eso no fuera suficiente, también tuve la oportunidad de disfrutar de un concierto en el Centro Cultural Banco do Brasil, ¡un evento increíble!

Almohadas altas y duras.

Vistas únicas de Silves. Terrazas lindas. Antonio y Elena muy amables, te ayudan en lo que necesites.

Me sentí bastante a gusto, no tengo ninguna razón para quejarme.

El propietario fue súper atento, nos dio consejos sobre qué hacer en el pueblo. Su madre nos ofrecía fruta fresca cada mañana. Nos sentimos como en casa.

Las almohadas eran un poco altas y duras. Pero eso no impidió que disfrutáramos de nuestra estancia.

Amplia piscina con vistas impresionantes y una cascada relajante. ¡Sentí como si estuviera nadando en el paraíso!

Almohadas un poco altas y duras.